Cuenta cómo, por una confusión, el actor Osqui Guzmán se inscribió en la Escuela Nacional de Arte Dramático, se hizo actor y conoció el mundo del teatro. Hijo de costureros bolivianos, cose los retazos de una historia que necesitaba recuperarse. El Bululú, un inmigrante del teatro y el teatro, en manos de este actor es una máquina de coser memoria.