Decidí escribir y llevar esta historia al teatro por diferentes razones y opiniones. Andrés Amorós dice: «Si Ignacio Sánchez Mejías
fuese americano ya se hubiesen hecho multitud de películas sobre su rica vida» o «La generación del 27 existe como tal, porque Ig-
nacio los reunió y creó ese vinculo entre ellos en su casa de Pino Montano en unas reuniones patrocinadas y financiadas por el
mismo». Y estoy absolutamente de acuerdo con él en que los cuatro poemas titulados «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías» sobre
la muerte del matador, eclipsaron la vida del mismo, para ensalzar sólo su muerte.
Me llamó la atención la anormalidad de un torero intelectual, que escribió varias obras de teatro (una de ellas estrenada por María
Guerrero en Madrid), participó en películas y presidió el Betis y la Cruz Roja, etc. Pero si algo me llamó poderosamente la atención
es por qué Federico García Lorca escribió «El Llanto», ¿Qué significaba Ignacio para él para que hiciese este ejercicio de literatura
que para mí sin lugar a dudas es lo mejor que escribió?
Este espectáculo concentrado en los últimos años de su vida, en los que Ignacio se debate entre sus diferentes ocupaciones como
escritor, conferenciante, presidente del Betis y la Cruz Roja, el amor de su mujer con la que se casó por ser la hermana de su
admirado Joselito «El Gallo», su amor por Encarnación López Gulvez «La Argentinita» de la que se enamoró quizás para protegerla
después de la muerte del novio de ésta que no era otro que el propio Joselito «El Gallo». Con ella vivió muchos años y a la que
escribió «Las Calles de Cádiz» con ayuda de Federico García Lorca y Rafael Alberti, las confidencias con su inseparable mozo de
espadas, y sus posibles problemas económicos que muchos pensaron que solo fueron un excusa para su vuelta a los toros donde
encontró la muerte, que quizás es lo que buscaba en su reencuentro con la fiesta. La difícil relación con su hijo por el que luchó sin
parar para que no se hiciese matador, cosa que no consiguió, y que murió también en una plaza de toros. La muerte se convierte
así en un personaje principal en esta dramaturgia, como lo fue en las vidas de todos los que le rodeaban, Joselito «El Gallo», Federico
García Lorca fusilado dos años después de escribir El Llanto, su hijo que murió en un burladero de un infarto, y La Argentinita que
dos años después de que fusilasen a Federico murió de un cáncer de estómago y sería enterrada en Madrid en olor de multitudes.
Un espectáculo de gran formato, con actores, bailarines, tecnología multimedia, que recoge desde nuestras formas andaluzas, la
danza, el flamenco, la interpretación, unidas en una dramaturgia que gira en torno a la existencia a lo esencial de ella, o sea, a la
vida y la muerte.
«Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, una andaluz tan claro, tan rico de aventura».