Un bar enclavado en un pueblo del sur de Chile sirve de excusa para un grupo de
hombres y mujeres que busca un refugio para sus vidas; todos ellos comparten la
desesperanza y la frustración de ver nublado el horizonte de sus sueños.
Alentados por el alcohol repasan sus existencias, encontrando en la fiesta un reducto de
evasión y comunión con los otros.
Sin embargo, un anuncio comienza a revitalizar el entorno. Carteles pegados por todo el
pueblo publican la llegada de un Barco. Un afiche que se transforma en una visita
inesperada para el pueblo: un sobreviviente del Caleuche que les hará replantearse sus
condiciones de sobrevivencia, al mismo tiempo que los hará tomar una decisión radical
respecto al futuro.
Una historia fragmentada, un recorte de nuestro país, un espacio de resistencia, cuerpos,
guiños y muletillas que intentan responder a la necesidad de conformar una identidad
Chilena.
“El Olivo” se constituye en el tercer trabajo profesional de “TEATRO NIÑO
PROLETARIO”, y ha representado para el grupo su mayor desafío ya que ha requerido
de un largo proceso de creación. Se realizó una profunda investigación, además de la
creación de un texto dramático original.
El resultado es la concreción de la línea ideológica de la compañía y funciona como una
metáfora de nuestra historia nacional, la historia de un país que celebra sus derrotas, que
se reconoce por el medio pelo y que justifica una herencia alcohólica, en donde la fiesta
se constituye como lugar de encuentro ante la necesidad de una nueva esperanza para
vivir.
De esta forma, la sobrevivencia se instala como tema central, pero inserto en la carencia
de oportunidades, en la necesidad de amor, en la distorsión de las relaciones sociales y
en la amargura de sentirse engañado por un país desigual.